Transformación
Primero me causarás una pequeña herida,
sin dolor, casi sin que lo note…
Al principio, como un juego,
beberás un pequeño sorbo…
Otras veces, lo volverás a intentar
y yo me negaré débilmente porque no quiero perderte.
Te lo reprocharé por momentos
y te retirarás…y me dejarás…
Pero la ansiedad me carcomerá por dentro.
Entonces iré a buscarte y tornarás como el viento
y beberás mi sangre con cautela.
Ya débil, te pediré que no lo hagas más
que te vayas, que no quiero que vuelva a suceder…
Pero vendrás por más, con excusas,
arrepentimientos y promesas.
Al final, casi sin fuerzas te dejaré hacerlo
No tengo ganas de discenir, ya casi no puedo pensar…
Sólo me sorprende el olor a mi propia sangre, nunca lo había notado,
que te llevas no sé dónde, porque nunca supe tu procedencia;
te trasladas por el aire; eres un ser tan efímero y tan certero.
El olor acre a sangre se me impregna y lo deseo…
imagino tu deleite al saborearla densa, tibia, viscosa.
Esa idea no me deja, ya casi no me interesas
Sólo aguardo y observo tu incisión y el fluir rojo con su aroma a sangre fresca.
Noto una rara fuerza y te veo ausente, como sin vigor…
Has vencido mis últimas resistencias y sé que ya no te intereso.
Falta poco. Tengo una estaca; la usaré sin que te des cuenta.
Y entonces tomaré tu capa y volaré por el aire en busca de mi propio néctar.
Raúl Vela