Quién pudiera... quién pudiera ver sus ojos, exclamó en voz alta, porque sus ojos son como dos faros que te alumbran en las tinieblas, sus ojos son como dos perlas osadas que no cualquier persona ha de cautivar. Quién pudiera tener aquella fortuna en su más profundo tesoro, para después de tantas encrucijadas volverlos a encontrar.
Quién pudiera, exclamó en lo alto, que me muera de amor el tiempo que tarde, que mi respiración se agote con cada temporada pasar. Quién pudiera, tener la fortuna de verlo pasar, se detendría de seguro, quién pudiera que lo observé y de él ha de admirar porque yo ya no puedo y de lamentos y lujuria yo solo les puedo contar.